viernes, 31 de mayo de 2013

Comprender la etapa primaria para mejorarla: lo que olvida la LOMCE

La educación primaria parece la gran olvidada de la reforma LOMCE. A pesar de ser una etapa fundamental en tantos sentidos. En este artículo intentaremos repasar la nueva ordenación de la educación primaria propuesta en la reforma Wert.
Lo primero que llama la atención es que desaparecen los ciclos, establecidos en la LOGSE y respetados por LOCE y LOE, las dos leyes orgánicas posteriores. Tras más de veinte años de existencia, los tres ciclos de EP pasan a mejor vida. Del enunciado de la reforma se deduce que habrá seis cursos de primaria, que tienen carácter independiente y que habrá que superar para promocionar al curso siguiente. Es decir, no se decidirá la promoción del alumnado al final de los cursos pares, sino en cada curso. Además, habrá dos evaluaciones, una en tercero de carácter diagnóstico y otra en sexto, que será de carácter "informativo y orientador" para los centros. Los padres recibirán un informe de esta evaluación. El texto afirma que se tendrá en cuenta especialmente los resultados de segundo y tercer curso, y a final de primaria.
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Hay que decir que estas medidas concuerdan con el espíritu de la reforma, partidaria convencida de que la evaluación del alumnado (y de los centros) traerá automáticamente la mejora de la educación, el aumento de los niveles académicos. Así que, a decidir cada año si el alumnado pasa al curso siguiente. Se pierde así una visión más amplia, de dos años, en las que el alumno ha tenido tiempo para asimilar los contenidos ofrecidos de manera cíclica. Además, si el profesorado acompaña al mismo grupo durante el ciclo, práctica muy habitual en primaria, el conocimiento de los alumnos y de su evolución es mayor. Desde nuestra experiencia, sabemos que los niños tienen ritmos distintos, niveles diferentes de madurez dentro del mismo curso; así, hay niños que aprenden a dividir en cuarto, no en tercero, y acaban el ciclo con la operación interiorizada. También podemos citar el tema de la lectura, en primer ciclo. Hay quien lee con fluidez en el primer trimestre de primer curso, y hay quien tarda bastante más.
Ha habido, es cierto, voces críticas con este planteamiento, voces que pedían que se pudiera repetir cualquier curso, independientemente de si era primer o segundo año en el ciclo. Esta postura excluía, o desconfiaba cuanto menos, de la posibilidad de que, con refuerzos, apoyos, medidas ordinarias de atención, los alumnos pudieran conseguir, al final del ciclo, los objetivos del mismo. Ahora, parece que la reforma les da la razón: se podrá permanecer un año más también en los cursos impares. Si a esto añadimos que la tendencia de la administración educativa es reducir las plantillas, lo que supone menos horas de refuerzo, incluso de atención a alumnos con NEE, y al mismo tiempo aumentar la ratio hasta los treinta alumnos por clase, podemos presumir que, con mucha probabilidad, aumentarán las repeticiones.
Otra consecuencia que se puede prever es el cambio en la manera de elegir curso por parte de los maestros de primaria, y una nueva manera de agrupar al profesorado, desaparecidos los ciclos. ¿Qué órganos de coordinación habrá, aparte del claustro y la comisión pedagógica? En Secundaria están los departamentos, pero en primaria no. ¿Tomarán los equipos docentes de nivel el papel de los ciclos? Y los profesores no estarán obligados a permanecer con los mismos alumnos dos años, con lo que podrá haber maestros que se instalen en un curso de manera indefinida, si el centro no tiene criterios para la movilidad, más allá de la preferencia en la elección por antigüedad en el colegio. Eso ya ocurre con los ciclos, por desgracia. Hay maestros que llevan lustros en el mismo escalón de primaria, un pasito arriba y otro abajo... La reforma puede afianzar aún más esas prácticas. Como en la EGB.
Por último, desaparece el área de Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural, que se sustituye por dos áreas distintas, Ciencias de la Naturaleza y Ciencias Sociales. Otro guiño a la EGB, a la compartimentalización del saber. Es cierto que esa área no ha llegado a ser, en muchos casos, lo que se pensó, puesto que la investigación en el medio se reemplazó por los contenidos, más o menos contextualizados, de los manuales de texto. Pero ahora volveremos a los libros de naturales y de sociales, como cuando éramos alumnos. En los ochenta. Por todo ello, estamos ante una contrarreforma, no de la LOE, que también, sino, sobre todo, de la LOGSE.

2 comentarios:

  1. Estoy bastante de acuerdo contigo, la LOMCE parece una regresión a lo que ahora está tan de moda (los años 80).
    Como profesor de primaria des de hace 18 años, encuentro que esta nueva ley no me aporta nada a mis alumnos, centraliza los contenidos y da mucha importancia a unos resultados que muchas veces no tienen nada que ver con los verdaderos aprendizajes que necesita un niño/a de esta edad.

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  2. Gracias por tu comentario, Joan. El problema de añorar los ochenta, como hace esta reforma, es que el contexto no es el mismo, ni social ni familiar o cultural. Y se olvida con frecuencia que mucha gente no obtenía el graduado en EGB; estos alumnos pasaban, por regla general, a FP, donde podían seguir estudiando (o paseando los libros hasta los 16).
    La reforma no afronta los problemas que surgen en primaria, por supuesto que no. Repetir cada año no soluciona el fracaso, la desgana y los problemas familiares que nos vamos encontrando en las aulas. Un paso atrás.

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