viernes, 31 de mayo de 2024

Breve discurso en el cincuentenario del CEIP Iturbi de Borriana.

 

Discurs en el cinquanté aniversari del CEIP Josep Iturbi, Borriana, on vaig ser mestre i director.

Primer que res, vull agrair a l'equip directiu i al claustre actual del CEIP Iturbi la invitació a este aniversari, a este dia tan reeixit en la història de l'escola. Ací vaig passar dènou anys, de 2001 a 2020, els quatre últims com a director, i la majoria com a tutor de primària.

Imagen de la celebración

Pensant un poc sobre este dia, em vaig donar compte que cinquanta anys són, en un matrimoni, les noces d'or. Tota una vida junts en una parella. I podem pensar que això també es pot dir d'una escola i de les famílies que acudeixen, tant els pares i mares com l'alumnat. Una relació de fidelitat, d'estima mútua, que està més enllà de les persones concretes que la formen, però que gràcies a elles pot ocórrer i continuar al llarg del temps fins arribar, com l'Iturbi, als cinquanta anys. És una relació que, com en una parella, ha de basar-se en la comunicació sincera, en la confiança mútua i en un objectiu comú. En el nostre cas, proporcionar la millor educació possible als xiquets i xiquetes que, any rere any, dipositeu les famílies en les nostres mans, les mans del professorat que, amb encerts i errades, volem educar, juntament amb les famílies, la infantesa de Borriana. La comunicació, com dic, és fonamental. Obrir l'escola, donar facilitats per a conéixer-se i dialogar, són eines indispensables si volem construir comunitat escolar, que no es quede només en unes paraules boniques. Així ho vam intentar en la nostra escola, i crec que ho vam aconseguir. Sempre es pot millorar, però es va fer camí, i bon camí.

Als problemes habituals en l'escola, que podem trobar en qualsevol centre, el nostre ha tingut un afegit que, ho reconec, em va fer patir, a mi i al director anterior i, evidentment, a famílies i professorat. Em referisc a l'accés al recinte, tants anys promés i que ara és una realitat recomfortant. Dóna gust entrar per la porta sense tanques, sense dificultats i amb normalitat. Perquè això és el que va faltar durant tants anys: accedir a l'Iturbi amb normalitat. Una escola que no es veia, tapada per un magatzem i per una propietat privada. Afortunadament, això ha passat i ja és un record del passat.

No vull deixar de mencionar a tants mestres que han passat per l'Iturbi i que han configurat l'escola al llarg dels anys, fins arribar al que és ara. Companys dels quals he aprés i que han sigut, tantes vegades, exemple per a mi. No vull mencionar expressament ningú, perquè probablement me'n deixaria, però tots els podem tindre en la memòria, eixa memòria que acompanya esta escola en este dia de celebració. Sí que vull reconéixer el treball de Juan Antonio, el nostre conserge, sempre disposat a ajudar, sempre de bon humor i sempre resolutiu. Les escoles no les fan només els mestres.

En eixe sentit, cal agrair també a tantes famílies que han col·laborat en fer de l'escola un lloc millor, amb la seua actitud i la seua predisposició.

Els anys passats ací van ser anys d'aprenentatge i de pas a la maduresa en l'ensenyament. He gaudit molt de ser mestre en esta escola i de ser, durant quatre anys, director. També hi ha hagut moments durs, experiències desagradables, però en són més les positives. Per a mi, esta escola també ha sigut un espai per aprendre.

Va arribar un moment que vaig sentir la necessitat d'un canvi, després de quasi vint anys. Seguisc disfrutant de l'educació, del tracte amb l'alumnat i amb les famílies, de fer pati, de fer fotocòpies, de buscar materials i tractar d'ensenyar el millor que sé. Mantinc moltes de les pràctiques que vaig començar ací, i el record de tantes bones experiències compartides. Entre elles, l'impuls a la lectura amb les biblioteques d'aula i escolars, imprescindibles per a fer persones lectores. 

Estic molt content també de vore una escola renovada, amb un equip directiu jove i eficaç que comanda un claustre actiu i implicat en l'educació, tot i els entrebancs que hi trobem cada dia. Crec que l'escola està en bones mans, i això crea confiança. 

Vull acabar desitjant-vos que continueu pel bon camí, el camí de servir l'alumnat i les famílies des de les ganes d'educar, i que en compliu molts més.

Moltes gràcies, molt honrat.

Versión en castellano:

Primero que nada, quiero agradecer al equipo directivo y al claustro actual del CEIP Iturbi la invitación a este aniversario, en este día tan remarcable en la historia de la escuela. Aquí pasé diecinueve años, de 2001 a 2020, los cuatro últimos como director, y la mayoría como tutor de primaria.


Pensando un poco sobre este día, me di cuenta que cincuenta años son, en un matrimonio, las bodas de oro. Toda una vida juntos en una pareja. Y podemos pensar que esto también se puede decir de una escuela y de las familias que acuden, tanto los padres y madres como el alumnado. Una relación de fidelidad, de aprecio mutuo, que está más allá de las personas concretas que la forman, pero que gracias a ellas puede ocurrir y continuar a lo largo del tiempo hasta llegar, como el Iturbi, a los cincuenta años. Es una relación que, como en una pareja, tiene que basarse en la comunicación sincera, en la confianza mutua y en un objetivo común. En nuestro caso, proporcionar la mejor educación posible a los niños y niñas que, año tras año, depositáis las familias en nuestras manos, las manos del profesorado que, con aciertos y errores, queremos educar, junto con las familias, la infancia de Burriana. 

La comunicación, como dije, es fundamental. Abrir la escuela, dar facilidades para conocerse y dialogar, son herramientas indispensables si queremos construir comunidad escolar, que no se quede solo en unas palabras bonitas. Así lo intentamos en nuestra escuela, y creo que lo conseguimos. Siempre se puede mejorar, pero se hizo camino, y buen camino.


A los problemas habituales en la escuela, que podemos encontrar en cualquier centro, el nuestro ha tenido un añadido que, lo reconozco, me hizo sufrir, a mí y al director anterior y, evidentemente, a familias y profesorado. Me refiero al acceso al recinto, tantos años prometido y que ahora es una realidad que reconforta. Da gusto entrar por la puerta sin vallas, sin dificultades y con normalidad. Porque esto es el que faltó durante tantos años: acceder al Iturbi con normalidad. Una escuela que no se veía, tapada por un almacén y por una propiedad privada. Afortunadamente, esto ha pasado y ya es un recuerdo del pasado.


No quiero dejar de mencionar a tantos maestros que han pasado por el Iturbi y que han configurado la escuela a lo largo de los años, hasta llegar al que es ahora. Compañeros de los cuales he aprendido y que han sido, tantas veces, ejemplo para mí. No quiero mencionar expresamente a nadie, porque probablemente me dejaría algunos, pero todos los podemos tener en la memoria, esa memoria que acompaña esta escuela en este día de celebración. Sí que quiero reconocer el trabajo de Juan Antonio, nuestro conserje, siempre dispuesto a ayudar, siempre de buen humor y siempre resolutivo. Las escuelas no las hacen solo los maestros.

En ese sentido, hay que agradecer también a tantas familias que han colaborado al hacer de la escuela un lugar mejor, con su actitud y su predisposición.

Los años pasados aquí fueron años de aprendizaje y de a la madurez en la enseñanza. He disfrutado mucho de ser maestro en esta escuela y de ser, durante cuatro años, director. También ha habido momentos duros, experiencias desagradables, pero son más las positivas. Para mí, esta escuela también ha sido un espacio para aprender.

Llegó un momento que sentí la necesidad de un cambio, después de casi veinte años. Sigo disfrutando de la educación, del trato con el alumnado y con las familias, de cuidar patio, de hacer fotocopias, de buscar materiales y tratar de enseñar lo mejor que sé. Mantengo muchas de las prácticas que empecé aquí, y el recuerdo de tantas buenas experiencias compartidas. Entre ellas, el impulso a la lectura con las bibliotecas de aula y escolares, imprescindibles para hacer personas lectoras. 

Estoy muy contento también de ver una escuela renovada, con un equipo directivo joven y eficaz que comanda un claustro activo e implicado en la educación, a pesar de las trabas que encontramos cada día. Creo que la escuela está en buenas manos, y esto crea confianza. 

Quiero acabar deseándoos que continuéis por el buen camino, el camino de servir al alumnado y a las familias desde las ganas de educar, y que cumpláis muchos más.

Muchas gracias, muy honrado.

domingo, 26 de mayo de 2024

Los buenos profesores... y las buenas películas

 Afortunadamente, la escuela vuelve a estar de moda en el cine. Últimamente han aparecido películas que tratan de manera central la educación formal, como hemos reseñado aquí. En España podemos recordar tres: Chinas (que pasó más bien desapercibida), El maestro que prometió el mar y más recientemente Menudas piezas. En Europa, tenemos dos ejemplos relevantes: Sala de profesores, película alemana, y Los buenos profesores, que reseñamos hoy. En Estados Unidos, la apuesta ha sido Los que se quedan, cuya acción transcurre en los primeros ochenta. Es para alegrarse tras unos años en que lo escolar parecía haber decaído como centro de atención cinematográfica.

Los buenos profesores refleja la vida escolar en un instituto francés durante un curso entero. El hilo conductor es la incorporación de un nuevo docente de matemáticas sin experiencia en el aula. Recibe el apoyo de sus compañeros, algún consejo, y sobre todo empatía y comprensión: saben que los inicios no son fáciles. Como digo, es el hilo conductor porque la película apuesta por un retrato coral, que muestra a los profesores en clase pero también en sus vidas fuera del instituto. Por cierto, no entiendo por qué se cambia el título en español: Un trabajo serio (o de verdad) es el título en francés (Un métier sérieux) y refleja bien, a mi entender, el dilema de Benjamin, el profe sin experiencia, sobre si dedicarse a la docencia u optar por otras salidas profesionales, como le recomienda su padre, médico: que se busque un trabajo "de verdad".

La profe de biología Sandrine(Louise Bourgoin) en su clase.
En www.cinemagavia.es

A lo largo del curso, el joven becario reconvertido a profesor habrá de lidiar con situaciones complejas que le pondrán a prueba y le darán respuestas.

Lo mejor de la película es esa coralidad que recorre las trayectorias del profesorado, dando pinceladas sobre sus vidas sin caer en el endulcoramiento ni en la exaltación de la docencia. Tampoco se recrea en los conflictos, sino que los asume como parte de la enseñanza. El grupo de docentes es variopinto, como ocurre en la realidad. Está el profesor experimentado que ha llegado a la madurez y que se pregunta por cómo mejorar su práctica, porque él mismo se aburre. Está el profe enrollado y bromista que, a su vez, esconde problemas graves en sus relaciones personales. También la profesora ordenada y metódica que asiste perpleja al desajuste de su vida y de su docencia, hasta que no puede más. El director y su adjunto ponen una nota humorística de manera involuntaria, siempre con prisa y, en lo posible, escurriendo el bulto en los conflictos. Los directores, en Francia, forman un cuerpo administrativo diferente al profesorado. Encontramos, además, otros profes con vidas complicadas, divorcios, custodias compartidas, atracciones más o menos manifiestas que no se consolidan, soledad... Un retrato de las relaciones humanas del siglo XXI.

Echo en falta un poco de conflicto pedagógico que, al menos en España, existe en los centros sobre cómo dar clase, de qué manera evaluar... Esos temas no aparecen en la película, no hay cuestionamiento de las prácticas ajenas. En ese sentido, el guion apuesta por el tono amable, aunque sin dejar de reflejar la tensión de la docencia, ese estar continuamente expuesto a las demandas del alumnado, de la administración, de las familias. La docencia es dar respuestas de manera continua, por eso es una actividad exigente y estresante, tantas veces. En ese sentido, se agradece tener apoyo entre los compañeros, quedar a tomar algo después de clase, preocuparse por cómo ha ido el día... pequeñas ayudas que hacen más llevadera la práctica.

El director adopta un estilo cercano al documental, con mucha luz natural, planos cortos y un uso moderado de la banda sonora, todo lo cual contribuye a dar credibilidad a la narración que avanza a lo largo del curso escolar. Encontramos situaciones que reconocemos los que también estamos a pie de obra en la educación. Hay un breve epílogo que da respuesta a algunas preguntas, pero de manera implícita. 

Los actores están muy bien interpretados, tanto los adultos como los adolescentes. Entre los primeros, destacan, a mi entender, Louise Bourgoin, en el papel de Sandrine, todo contención e incomunicación dentro de una corrección formal apabullante que acaba por ahogarla. François Cluzet cumple con su estilo habitual, interpretando a un profe cercano a la jubilación con sus propias disputas familiares. 

Como decía antes, es fácil reconocer en la trama hechos que nos ocurren a nosotros en las aulas. Me llegan especialmente dos miradas en dos momentos de la película: la del padre extranjero que, con humildad, expresa que no entiende lo que le dice la profesora. La segunda mirada es la del alumno con buena conducta que no entiende el conflicto que se está produciendo en el aula: una mezcla de incredulidad y miedo. Estas miradas ya justifican, por sí mismas, ver "Los buenos profesores".

jueves, 16 de mayo de 2024

Vuelven las Jornadas JALEO, pero sin apoyo de la administración educativa.

 He dejado pasar unos días antes de escribir este artículo. Es bueno no escribir en momentos de euforia, ni en momentos de indignación. Además, en estos días he preguntado por el tema y he esperado por si había sido un retraso, un olvido o similar. Pero no. Las jornadas JALEO 24, que aquí hemos reseñado desde 2018, no van a ser parte de la formación ofrecida por la administración educativa valenciana para este verano. Un auténtico despropósito para mí, y para muchos docentes que encontrábamos en esta convocatoria ideas, autores, experiencias relevantes sobre animación lectora. Desconozco las circunstancias técnicas de la decisión, si las hay. 

He asistido a estas jornadas siempre que he podido. En 2017 se solaparon con una estancia organizada por Conselleria en Gran Bretaña actualizando mi inglés. Por cierto, ese año fue la UIMP quien acogió JALEO.

Imagen promocional de
JALEO 23, en su web.
En 2022, fui miembro de tribunal de oposiciones y tampoco pude acudir. En 2018 todavía se celebraron en la facultad de Filología de Valencia, en la avenida Blasco Ibáñez. Después, disfrutamos durante unos años de la Biblioteca Valenciana, en el edificio de Sant Miquel dels Reis, un espacio fabuloso y con mucho sentido: ¿Dónde celebrar unas jornadas de animación lectora mejor que junto a una biblioteca?

La calidad de JALEO está demostrada en sus ediciones. Este año, justamente, se celebra la décima, que será más complicada, supongo, que las anteriores. La apuesta de los organizadores, Mar Benegas y Jesús G, era y es tratar la LIJ desde diversos puntos de vista: de autores, editores, ilustradores, bibliotecas y, por supuesto, profesorado. Esta ambición de totalidad se traducía en presencia de todos los sectores implicados, y daba una visión muy interesante y completa de qué se cuece en la LIJ. 

No voy a hacer mención de todos los buenos ratos pasados, de lo mucho aprendido, de las notas tomadas. Si queréis ilustraros, tenéis a vuestra disposición las crónicas que he realizado en cada edición que he podido asistir. Sí me gustaría dejar claro que han cubierto las expectativas de los asistentes, muchos de los cuales repetían. Pues bien, todo eso no es suficiente para quien dirige la formación permanente valenciana, para el CEFIRE de plurilingüismo que no ha autorizado su inclusión en la formación permanente del profesorado. Es incomprensible desde parámetros de utilidad pública. Además, hay que tener en cuenta que muchas personas que trabajan en bibliotecas públicas acuden, auspiciadas por el colegio oficial, el COBDCV. La atención que se ha prestado siempre a la colaboración entre escuelas y bibliotecas, a la difusión de las prácticas de animación lectora que se realizan en las bibliotecas públicas garantiza el interés del sector. Pero a lo que se ve, esto tampoco se ha tenido en cuenta.

A pesar de todo, las jornadas se van a celebrar en otro espacio, el Teatre el Musical, en los Poblados Marítimos de Valencia, también en julio. La diferencia es que cada docente que quiera asistir tendrá que desembolsar 80 euros, como el público en general. Siempre asisten muchas personas de otras partes de España que abonan la matrícula por el interés que suscita JALEO; es decir, como en cualquier congreso educativo. Los docentes valencianos teníamos una ventaja al no haber de pagar matrícula y, a la vez, poder certificar la asistencia como horas de formación continua. Todo eso ha desaparecido con los nuevos gestores políticos, los que van a tramitar una ley de libertad educativa, pero que será para lo que a ellos les interesa. Y, por lo que se ve, estimular la formación en lectoescritura y animación lectora no está entre sus prioridades. 

No voy a perder el tiempo elucubrando sobre las motivaciones de esta pérdida, de este portazo a un evento que ha demostrado su solvencia y utilidad. He interpelado a dos cuentas de X, la de la Conselleria de Educación y a la del CEFIRE de plurilingüismo por si tienen a bien explicarse públicamente. Hasta ahora, no ha habido respuesta (la primera me sigue, así que habrá leído el mensaje). Si es cuestión de financiación, supongo que se podría haber negociado y ajustado el presupuesto. Tampoco se entiende, aunque eso no depende del CEFIRE, que se deniegue el uso de la Biblioteca Valenciana. 

El asunto no tiene buena pinta, se mire por donde se mire. Por concluir, me siento decepcionado y preocupado por el rumbo que está tomando la formación permanente valenciana. No hay, de momento, convocatoria de puestos de asesorías en los CEFIRE, y a lo que se ve, tampoco criterios para mantener iniciativas coherentes y provechosas.

Dicho esto, si se me dan razones y argumentos lógicos para mantener fuera de la oferta formativa las X Jornadas JALEO, lo reflejaré aquí al igual que estoy haciendo ahora. Pero lo dudo.



Tratar el error en clase: más allá del color.

  Anda el patio tuitero educativo revuelto últimamente (este inicio me serviría para los artículos escritos en los últimos cinco años, me te...