Estar convaleciente de unos problemas de salud tiene alguna ventaja, como la de poder dedicar más tiempo a la lectura. En mi caso, ha sido una semana sin apenas salir, y la bajada de fiebre ha permitido poder retomar algunas lecturas pendientes. Una de ellas, breve pero enjundiosa, es un librito de Michael Fullan (a quien habremos leído en sus colaboraciones con otro brillante académico, Andy Hargreaves) titulado La dirección escolar. Lo bueno de estas obras, entre otras cosas, es que su bibliografía suele ser interesante, aunque mucha de ella no se ha traducido al español.
De todas maneras, mi propósito hoy no es hacer una reseña de la obra de Fullan (supongo que tiempo habrá para eso), sino exponer un hallazgo que he encontrado en el libro, y que no es otro que las siete destrezas del aprendizaje transformador. No me apetece decir transformacional, demasiado calcado del inglés. Esas destrezas o habilidades -supongo que del inglés skills, que tiene ambas traducciones, son aportación de L. Kirtman, estudioso del liderazgo en educación y sin obra publicada en España, por ahora. Para mí, suponen un acercamiento valioso, por claro, a la dimensión de cambio educativo promovido por el equipo directivo en el seno de un equipo docente de centro.
He de reconocer que el término "liderazgo" no me parece demasiado apropiado para hablar de la dirección escolar, porque implica una serie de características que remiten a la individualidad, cuando la dirección forma parte de un todo y justamente la soledad del cargo es una de las dificultades que debemos afrontar en el despacho y, en ocasiones, en el claustro. Pero se ha impuesto, a nivel de reflexión educativa, hablar de liderazgo educativo. Aceptémoslo, pues.
Como he dicho, he leído sobre Kirtman en el libro de Fullan. En español, he encontrado las destrezas en una presentación de Miguel Barrero, "El rol directivo en la transformación del sistema educativo". Las siete destrezas son éstas:
He de reconocer que el término "liderazgo" no me parece demasiado apropiado para hablar de la dirección escolar, porque implica una serie de características que remiten a la individualidad, cuando la dirección forma parte de un todo y justamente la soledad del cargo es una de las dificultades que debemos afrontar en el despacho y, en ocasiones, en el claustro. Pero se ha impuesto, a nivel de reflexión educativa, hablar de liderazgo educativo. Aceptémoslo, pues.
Como he dicho, he leído sobre Kirtman en el libro de Fullan. En español, he encontrado las destrezas en una presentación de Miguel Barrero, "El rol directivo en la transformación del sistema educativo". Las siete destrezas son éstas:
- Desafiar el status quo: Gestionar práctica comunes, afrontar riesgos, explorar innovaciones.
- Reforzar la confianza mediante comunicación y claridad: La confianza se genera con comportamientos, más que con palabras: Extender la franqueza y la sinceridad sobre las expectativas. Asegurar la comprensión de las comunicaciones.
- Crear un plan común para el éxito: Aceptar un plan como propio, revisando su funcionamiento y haciendo ajustes. Plan “adhesivo” = conciso, factible, recordable y ligado a la acción.
- El equipo por encima del yo: Los líderes se centran en la creación de equipo de calidad (los mejores). Establecen normas que garanticen la autonomía y la libertad de los equipos.
- Sentido de urgencia de resultados sostenibles: Urgencia como impulsora de movilización. Urgencia productiva, no paralizadora.
- Mejora continua del yo: Ante la evidencia, el líder es capaz de cambiar sus puntos de vista. Actitud de estar en permanente aprendizaje y revisión.
- Construye redes: Mantiene a la escuela conectada con el mundo exterior y busca socios.
Kirtman nos ofrece una sencilla guía para recuperar el oriente. Espero que os convenza tanto como a mí.
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