miércoles, 1 de enero de 2025

¿Por qué sigo teniendo un blog?


 Iniciamos año y tenemos artículo nuevo. Las vacaciones de navidad son un tiempo propicio para echar una mirada hacia atrás, o hacia adelante, según convenga. Y el artículo va destinado a corroborar la continuidad de este espacio de opinión durante este nuevo año 2025. 

Ha habido otros artículos que podríamos denominar metalingüísticos, es decir, que reflexionaban sobre el mismo hecho de escribir en un blog. Así, a bote pronto, recuerdo "Por qué tengo un blog" y una entrada posterior sobre la pervivencia de los blogs: "La blogosfera. ¿Qué queda de lo que fue?" En ambos respondía a la utilidad personal y social de los blogs y su evolución en el tiempo.

La formación permanente, uno
de los temas habituales del blog

Ante la evidencia de pérdida de relevancia de lo que comparto en este espacio, me he planteado en los últimos tiempos dejar de publicar, aprovechando el fin de año, en una decisión consciente de dar por terminado un proyecto de escritura sobre educación que me ha ayudado, como decía en su momento, a reflexionar en voz alta sobre el aspecto institucional de lo educativo. Nunca he querido sacar rédito de lo escrito; de hecho, no he buscado dar ponencias, ni escribir otros artículos remunerados (alguno he escrito). Digamos que el blog era una manera de ordenar mis ideas y de ofrecer alternativas a la comunidad educativa.

Como decía, estaba rumiando la decisión de cerrar el quiosco, dejando, eso sí, más de doscientos artículos en la red que siguen siendo consultados, sobre todo los de cine y educación. Soy consciente de que mi estilo de redacción no facilita la lectura ligera; escribir un artículo requiere, en mi caso, una preparación de información y de referentes. Escribir cualquier cosa sobre cualquier tema no es mi estilo. Por eso, la cadencia de publicación no es exigente: dieciocho artículos al año, cifra que he cumplido casi siempre. 

El blog ha recogido peripecias personales como ejercer la dirección de un centro de infantil y primaria durante cuatro años, los problemas que conlleva la tutoría en primaria, mi experiencia como bibliotecario escolar... y mi amor por el cine, en especial el de temática educativa. Ha sido un testigo de mi trayectoria profesional. También ha habido lugar para rechazar -desde el razonamiento pedagógico- las dos últimas reformas, la LOMCE y la LOMLOE. Además, he reseñado una docena de libros y he escrito crónicas sobre formación continua a la que he asistido.

Dos espinitas tengo clavadas, aunque la herida ya no sangra. La primera, no haber obtenido una peonza al blog, a pesar de ser finalista en dos o tres ocasiones, cuando proliferaban los blogs. La segunda, ver el desinterés que casi siempre despertaba mi blog en mis compañeros de claustro. Qué pocas veces me han comentado algún tema después de haberlo leído. Nadie es profeta en su tierra, dice el texto bíblico. Bien, puedo dar fe. Y no hablo de un centro solo, es común a los que he estado desde que empezó esta aventura. Como dicen en mi tierra, El santo, cuanto más lejano, más milagroso. Debe de ser eso.

Supongo que el giro que ha dado X-Twitter también tiene que ver con esta época de menos relevancia de los blogs, incluído el mío. Además, suben con fuerza los podcasts, y muchos docentes ya han incorporado Tik-Tok a sus redes. No es mi estilo, ni lo va a ser. En cuanto a X, ha perdido muchos profesionales de la educación, cansados del ambiente irrespirable alrededor del debate educativo o hastiados de los devaneos y ocurrencias de su dueño actual, Elon Musk. Todo influye.

Por tanto, seguiré escribiendo humildemente lo que considere que es relevante en educación. En mi estilo, que ya no cambiará, me temo. Acabo con una frase que dijo Vázquez Montalbán cuando le cuestionaron que todavía estuviese en el extinto PSUC: Tiene que haber alguien que apague la luz al salir.


2 comentarios:

  1. Ya ves, Salva.
    Algunos seguimos no solo leyendo blogs sino también haciendo comentarios.
    Todavía tenemos luz.
    ¡A por el 2025, ese 45 al cuadrado tan curioso y perfecto, dicen!

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  2. Gracias como siempre, Iñaki. Somos rara avis, pero también necesarios. A ver qué tal se da este año.

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