lunes, 9 de julio de 2012

Modernidad líquida y educación: Bauman en Santander

Como supongo que sabéis, del 9 al 11 de julio Zygmunt Bauman imparte un curso magistral en UIMP Santander. Podéis seguir mis tweets en el hashtag #BaumanUIMP, referencia que utilizaré estos días para dar a conocer aquello que me parezca más relevante, que es mucho, evidentemente. Hoy lunes 9, Bauman ha hablado de aspectos generales de la modernidad líquida, y también se ha referido a educación, tema que ha tratado en alguno de sus libros.
Antes de entrar en el tema educativo propiamente dicho, ha hecho mención del papel de las ciencias sociales en nuestros días. Bauman comenta que, en su juventud y formación, le enseñaron que éstas tenían como propósito corregir el pensamiento del sentido común, es decir, combatir prejuicios, estereotipos, supersticiones... utilizando el razonamiento. Para ello, se reinterpreta lo que otros ya han hecho. Recurre a Giddens para hablar de una doble hermenéutica, que consiste en interpretar aquello que ya existe a través de un acto previo de interpretación. Por ejemplo, la familia. Cada persona tiene una interpretación de qué es la familia, aparte de su realidad física. La doble hermenéutica consiste en interpretar esa interpretación, trascendiéndola.
Respecto a la educación, el pensador polaco ha utilizado metáforas potentes y reveladoras. Ha incidido en la dificultad de educar hoy, y ha comparado la paideia griega, el modelo a seguir, con la fragilidad actual. Según su exposición, la paideia era un modelo que variaba muy poco, con lo cual la educación intergeneracional sufría pocos cambios. Este modelo ha llegado, con versiones humanistas, hasta nuestros días, podríamos decir. Sin embargo, el cambio que supone la modernidad líquida, la incertidumbre actual, imposibilita seguir manteniendo un modelo estático, que mire al pasado más que al futuro. Ese es el modelo de la cultura humanista, que ya fue puesto en cuestión por otros pensadores, como Abraham Moles y su contribución de la cultura en mosaico, la cultura de los medios de comunicación de masas, ya en los años 70.
Bauman, por su parte, propone la metáfora de los misiles como explicación de los cambios en educación. Según esta metáfora, la educación tradicional ha tomado a los alumnos como si fueran misiles balísticos, es decir, aquellos que dependen de la velocidad con que son lanzados y que, una vez en el aire, no podían ser desviados de su trayectoria. Una etapa sigue a la otra, cada materia tiene su lógica... Todo bien estructurado, hasta alcanzar el objetivo que, en una sociedad meritocrática, se basaba en la lógica de la recompensa a largo plazo: un puesto de trabajo acorde a la capacidad y al mérito demostrados en la etapa formativa.
Sin embargo, y continuando con el símil utilizado, hoy en día la formación de los alumnos debería asemejarse más a los misiles inteligentes, de decir, aquellos capaces de cambiar su trayectoria, adaptarse a las transformaciones del objetivo final, es decir, abiertos a variaciones en el rumbo: no se trataría tanto de asimilar el pasado, ni reverenciarlo, por supuesto, sino de adaptarse al cambio. Además, el sistema meritocrático ha llegado a su fin, puesto que una formación superior no garantiza ya un trabajo superior; los licenciados deben aceptar cualquier empleo, independientemente de su formación. En contraste con esta característica de la educación formal actual, Bauman cita a diversos innovadores que no han obtenido título universitario, pero han cambiado la manera de comunicar y relacionarse: Jobs, Gates, Zuckerberg...
Por todo esto, encontrar la metodología adecuada en educación es un esfuerzo de considerable dificultad. Aquí también aparece la situación de interregno: lo viejo ha terminado, lo nuevo no acaba de cristalizar y surgir con claridad. A los docentes nos ha correspondido educar en tiempos inciertos, como diría Mariano Fernández Enguita.

5 comentarios:

  1. Interesantísima reflexión... sociedad líquida, como lo es la generación actual: líquida, transracional, autoconstructiva, por eso surgen personas que transforman modelos (como citas: Jobs, Gates...). Cada vez más existirán personas así, incluso mucho más jóvenes de lo que a priori se espera para que generen cambios.
    Nos queda todo por pensar, o casi todo, cómo plantear nuevos modelos educativos que respondan realmente a estos tiempos.
    Sigue aprendiendo, afortunado tú que puedes beber de la fuente :-)

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  2. Salvador, magnífico resumen de la intervención del profesor Bauman. Realmente cada una de las ideas que plantea son explosivos contra el conformismo reinante y el pensamiento único que parece dominar la sociedad actual.

    Esta tarde nos vemos en la conferencia en el Paraninfo de la Magdalena.

    Daniel Blanquer

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    1. Gracias por vuestros comentarios, compañeros. Es un privilegio estar aquí, en Santander, y poder escuchar al profesor Bauman, al que tanto hemos leído y del que tanto hemos aprendido ya. Espero poder resumir su intervención en otros posts.

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  3. EXCELENTE POST; me hubiese gustado estar ahí

    Comentario a Bauman
    No coincido con Bauman en su concepción de la paideia griega como un modelo a seguir en las actuales democracias homologadas de mercado; es más, afirmarla como un modelo que pueda seguir presente, aunque esa presencia solo se limite a cierto voluntarismo pedagógico, me resulta despojar la paideia de todo su contenido material, y quedarnos con un aspecto formal incompleto que se torna reduccionista, se aisla y acaba derivando al espiritualismo al no contemplar el sistema productivo. Dado que las condiciones de producción son radical e infinitamente diferentes a las que existían en la Grecía clásica, no puede existir algo así como una versión moderna de la paideia. Por otro lado, separar el sistema educativo del resto de los sistemas actuantes - cuando más bien se integran - niega la pertinencia de la educación institucional, lo cual a su vez sería completamente opuesto a esa paideia, inmersa e inseparable de la polis

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    1. Un comentario excelente. Difícilmente se puede decir más con menos. Creo que Bauman se refiere a la pérdida de la paideia como consecuencia de la aceleración del conocimiento, la fragilidad social y la consecuente incertidumbre. Es el fin de la cultura humanista, de mirar al pasado a través de un canon cuasi indiscutible. Ya Moles, en los 70, anticipó este fin por la influencia de los medios.
      Al decaer esta tradición humanista, se impone no mirar al pasado como única referencia, puesto que el presente es inestable y el conocimiento provisional. Y el papel del profesorado ha de ser más activo, menos transmisor, más abierto a la innovación, al cambio. O eso, o caer en la irrelevancia de lo escolar.

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