viernes, 12 de julio de 2013

Innovación educativa: una perspectiva desde Alcoy

Cartel anunciador de las jornadas alcoyanas
Durante los días 8 y 9 de julio se ha celebrado, dentro de los cursos de verano de la UPV en la ciudad de Alcoy, un foro dedicado a educación digital. Bajo este título, se han desarrollado dos jornadas intensas, llenas de iniciativas, reflexiones y opiniones sobre educación, tecnología y pedagogía. A mi entender, dos días muy interesantes y provechosos que han aunado la aportación teórica de la universidad con experiencias prácticas que se llevan a cabo en la educación obligatoria. La dirección de este foro ha corrido a cargo de Juan Francisco Álvarez, @juanfratic. A continuación intentaremos esbozar una crónica, no exhaustiva, sino más personal y centrada en algunos aspectos concretos que llamaron mi atención. Para mayor comodidad, en este artículo abordamos las aportaciones desde la universidad, y en una próxima entrega hablaremos de los excelentes ejemplos que llegaron desde las aulas de distintas etapas de la educación obligatoria.
Abrió la jornada, tras la presentación protocolaria, Vicente Botí Navarro, vicerrector de recursos digitales y formación online de la UPV. Nos habló de los MOOC, una de las opciones para acercar la formación universitaria a un público más amplio a través de internet. MOOC es un acrónimo de Massive On line Open Course, es decir, curso masivo abierto a distancia (o en la red). A partir de una experiencia de 2010, en Estados Unidos, que contó con 160.000 inscripciones, los MOOC no han parado de crecer. También nos ilustró acerca de los Polimedia para uso educativo. Al final del día, Andrés Pedreño completó la exposición sobre los MOOC, aunque sin utilizar, paradójicamente, ninguno de los medios descritos en su conferencia.
Jordi Adell nos habló de pedagogías emergentes, dos visiones opuestas sobre lo que podría ser el futuro de la educación formal. Por una parte, se presentó un vídeo patrocinado por la plataforma Knewton, (se nos mostró subtitulado en castellano) que se propone personalizar el aprendizaje en casa, pero al precio de aumentar el control sobre la actividad del alumno, que verá expuestas cuestiones como el tiempo que tarda, los errores que comete, el nivel alcanzado en los ejercicios digitalizados... Un panorama no demasiado claro para el profesor Adell, que se pregunta quién va tener acceso a esos datos que reflejan el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que se va a guardar todo lo que se haga en la plataforma. Knewton sustituirá a los clásicos deberes de libreta, pero no cambiará el planteamiento de fondo, es decir, repaso individual; sí se permitirá un enfoque más individualizado, con más opciones de actividades distintas según nivel. 
Jordi Adell también advierte contra la "cuantofrenia", es decir, la manía por medirlo todo, calificar cada aspecto del aprendizaje, situando la evaluación en un lugar que no le corresponde (ésta es, sin embargo, la postura pedagógica que ha adoptado la LOMCE). 
El otro futuro que aparece en la exposición es el propuesto por Intel, Bridging our future, un vídeo amable que muestra trabajo cooperativo, un aula completamente equipada con elementos TIC, diversidad cultural y racial, apertura a la vida real (contactan con un ingeniero para solucionar sus dudas) y un ambiente de aula que ya quisiéramos para nosotros. Además, no pasa desapercibido que el objeto del proyecto, construir un puente, tiene un valor simbólico positivo: desde la contraposición de la sociología clásica, en concreto de Georg Simmel, entre puente y puerta, entre unión y privacidad o separación, a su presencia en los billetes de euro, como signo de unidad, el puente tiene una connotación positiva en nuestra cultura.
Esta propuesta retoma el valor del tiempo en el aula, mientras que la de Knewton priorizaba el trabajo individual en los hogares. No es la única diferencia, por supuesto. La cooperación con otras escuelas, con expertos, el uso colectivo de la tecnología... presentan una alternativa más esperanzadora, sin duda.
Ya en el segundo día, Mariano Fdez Enguita, tan documentado como siempre, analizó la situación de la brecha digital, diferenciando hasta tres modalidades de separación: en el acceso -brecha digital primaria; en el uso, o brecha digital secundaria. La escuela, que había conseguido disminuir el peso de las diferencias de acceso de cada alumno en el uso de las tecnologías de la era Gutenberg, no puede inhibirse ante las desigualdades en los hogares de la era digital; de otro modo, la brecha terciaria -la que une acceso y uso para la educación- no se cerrará. Frente a la verticalidad de la escuela, la horizontalidad de las redes supone un desafío. Ante la pantallización de la sociedad, el aislamiento escolar no puede ser una respuesta. Si sólo se plantean estrategias defensivas, coercitivas, frente a las nuevas tecnologías, el resultado será la irrelevancia de la escuela. A edades cada vez más tempranas.

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