miércoles, 28 de diciembre de 2022

"Un viaje por las letras": ¿Nos acompañan?

Portada, foto propia

 En este blog se comentan libros sobre educación, o relacionados con la misma. Sin ser una sección fija, hay obras reseñadas de pedagogía, organización escolar, sociología, estudios culturales... Todas, en mayor o menor medida, afectan a la visión de la escuela que se tiene en la sociedad, y a lo educativo como parte de un sistema.

Pero hasta hoy, no había reseñado una obra como "Un viaje por las letras", de Pedro Cifuentes, @krispamparo, autor con quien comparto lugar de residencia (vivimos en la misma población), macrovisión educativa y, lo más importante, mesa y mantel unas cuantas veces al año, con nuestra amiga Isabel Corell, @FLE_isabel.

Lo anterior, siendo importante, no me ha llevado a escribir sobre esta obra. Pedro no necesita ninguna promoción, su trabajo lo avala y lleva ya una trayectoria considerable en el cómic y la narrativa visual en España y en el extranjero, ya que sus obras se traducen cada vez más. Yo, por mi parte, me he ganado, creo, el derecho a escribir de lo que me apetezca tras diez años de chiringuito educativo abierto en la blogosfera, antaño fértil vergel y hoy... escenario de película del oeste, con arbustos llevados por el viento incluidos.

La narración del libro empieza en una biblioteca municipal, que por cierto desconocía a pesar de estar en Valencia, a donde me desplazo con frecuencia y cuyo centro transito con agrado. Allí quedan dos alumnas de instituto, una lectora voraz, Isadora, y María, que prefiere lo digital y musical, para hacer un trabajo de literatura. Allí se reúnen con Calíope, una de las musas griegas, la de la poesía épica, predecesora de la narrativa como la conocemos actualmente.

Empieza un viaje por todo el mundo y por todas las épocas de la literatura. No se plantea un repaso exhaustivo a la historia de la literatura, aunque aparecen muchos momentos (algunos injustamente postergados, como los inicios de la poesía en Persia o la historia de Gilgamesh, por ejemplo) y muchos autores canónicos, podríamos decir. También hay espacio para autoras menos conocidas que reciben un reconocimiento a su labor, minusvalorada por el hecho de ser mujeres, tantas veces. 

El planteamiento de la obra me parece un acierto: a través de saltos bien hilvanados entre lugares y épocas, da vivacidad al relato y lo convierte, en un inteligente recurso, en una narración con interés propio, en una posmoderna novela de viajes con una guía muy pizpireta, Calíope, que cambia de vestuario con facilidad para adaptarse a la época que visitan. Este recurso, que parece un añadido, puede interpretarse en un transfondo más profundo: la literatura es hija de su tiempo, de las creencias y costumbres que imperaban en los siglos en que se escribió. No es mal mensaje, por supuesto, en estos tiempos de revisionismo exacerbado (que casi nadie aprobaría en la historia universal, me temo) desde la visión occidental del siglo XXI.

Me llama la atención lo trabajado del libro, la cantidad de imágenes clásicas que llenan sus páginas, entre las que se cuelan las tres protagonistas viajeras. Esta manera de dibujar ya se veía en la trilogía "Historia del arte en cómic", y sigue siendo eficaz, al contrastar el hilo narrativo con la quietud de los escenarios. Me impresiona la ciudad medieval, la plaza mayor de Almagro (que hoy sigue siendo blanca y verde), el uso del blanco y negro en la incipiente urbe industrial de inicio de siglo XX... Tantos apuntes para la observación y el deleite de la vista.

Ahí radica uno de los atractivos indudables de "Un viaje por las letras", a mi entender: esa dispersión ordenada -permítaseme el oxímoron- que ofrece pistas para la investigación, para la consulta, para seguir viajando por el inagotable mundo de las letras, de la ficción, del teatro o de la poesía, a partir de lo esbozado en las páginas del libro comentado. El autor abre un abanico de oportunidades a la mirada del lector, no solo del adolescente, que puede sentirse muy atraído por el tratamiento de la información, sino también del adulto que, como yo, descubre algún autor o circunstancia que no recordaba o directamente desconocía, como la alusión a Tolkien y su participación en la I Guerra Mundial... que he investigado posteriormente.

La idea misma de canon fue puesta en cuestión ya en los años setenta, al proliferar los canales de información y de conocimiento y dejar de ser patrimonio de una "academia". La popularización del saber lleva inevitablemente, al menos así ha sido en el siglo pasado, al cuestionamiento y dilución del canon establecido con anterioridad. No hablamos ya de la sospecha que se ha instalado en el siglo XXI sobre los valores que sustentan obras literarias de hace siglos; simplemente, el acceso a más autores, más perspectivas y voces descoloca, recoloca, si se quiere, la ortodoxia en la consideración de las obras literarias. 

Abraham Moles habló de una cultura mosaico para definir las relaciones culturales horizontales en las que todo cabe... antes de internet. Imaginaos ahora, con tantísimas fuentes de información. Por tanto, plantear un trayecto con mucha libertad, dando pinceladas aquí y allá, dejando al lector con curiosidad por saber más, por seguir el viaje por su cuenta, es una estrategia brillante.

La enseñanza de la literatura ha ido variando en las últimas décadas dentro de la inercia que padece el sistema educativo, ese elefante lleno de ideas previas, prácticas no cuestionadas y curriculum oculto. Este libro de Pedro Cifuentes es una contribución, desde el amor a la lectura, a una manera más dinámica, más cercana a la realidad del alumnado, de enseñar literatura... y de empezar a disfrutarla. 

Hemos sufrido una asignatura de literatura demasiado constreñida al canon. Yo, alumno de medias en los años ochenta, tuve que leer "El Quijote" en un momento en que leía, motu propio, 1984 de Orwell. Antes fue el Cantar de Mío Cid, en aquellas ediciones de Cátedra que conservo en una estantería. O las Cantigas de Santa María. No era la mejor manera de incentivar la lectura voluntaria. Porque, al final, se trata de hacer lectores, no solo eruditos efímeros en hemistiquios, sinécdoques o calambures. Es más difícil crear lectores que dar una asignatura, cierto. Pero no quiero demonizar lo vivido, que también me ayudó, a mí y a muchos alumnos de aquella época.

Volviendo a la obra reseñada, también encontramos el recurso de la narrativa visual, el visual thinking, para hablarnos del esquema clásico de la narración popular, que remite, por ejemplo, a Propp y su Morfología del cuento. Es otra pincelada, al igual que el magnífico conjunto de las musas, cuyo nombre, reconozco, he olvidado en muchos casos. Una imagen deslumbrante. Podría seguir, pero estoy convencido que la lectura del libro será mucho mejor que mis palabras. 

He leído alguna crítica en Twitter sobre si está o no está tal autor (hay quien se guarda el papel de narrador omnisciente en esa red social, tan llena de sabios cuya aquiescencia consideran indispensable). Evidentemente, se trata de un paseo, una invitación, y están, como decíamos al principio, los grandes movimientos y autores, incluido mi admirado Zweig, aunque no estén Hesse, Hölderlin, Kafka, Goethe... porque un repaso tan exhaustivo sería enciclopédico, y no es la intención, intuyo, del autor. Enciclopedias sobre literatura universal hay muchas, y seleccionar se vuelve necesario.

En definitiva, creo que este cómic es una ayuda decidida para el profesorado de etapas obligatorias en el empeño de fomentar la lectura, sin renunciar a la información propia del área de la literatura. Es didáctico sin parecerlo, cumpliendo aquella máxima clásica de "enseñar deleitando". No hay moralina, los personajes están bien trazados y su relación resulta convincente, con referencias y guiños que muchos jóvenes pillarán y que otros, más viejunos, podemos indagar. El final, que no desvelaré, me parece lógico, como bien sabemos tantos maestros y profes que amamos la lectura y los libros. Y a nuestro alumnado, también.

sábado, 24 de diciembre de 2022

Balance desencantado de 2022

 Hace unos años, escribí un artículo en este blog titulado "Balance desencantado de 2015" en el que reflexionaba sobre la imposibilidad de un pacto político en educación. Con la LOMCE aprobada en 2013, iniciábamos una nueva reforma, con la LOE de 2006 apenas desplegada. 

Había habido cambios políticos importantes en el mapa autonómico. En el País Valenciano, tras veinte años de mayorías absolutas del Partido Popular, había empezado un gobierno bicolor apoyado por Podemos y sustentado por un pacto político llamado del Botànic, porque en ese jardín céntrico de Valencia se firmó el acuerdo, que ha seguido vigente hasta hoy y que será valorado en las urnas en las elecciones autonómicas de mayo de 2023.

Evidentemente, ha habido grandes diferencias de gestión entre ambos gobiernos, el popular y el tripartito del Botànic. Se han renovado muchos de los elementos legislativos que hacen que un sistema educativo funcione en una determinada dirección: la normativa sobre inspección, se ha avanzado mucho en inclusión efectiva, con leyes exhaustivas para la detección, seguimiento y ayuda a los alumnos con NEE; se ha regularizado la acogida al sistema educativo, se han actualizado los ROF de las etapas no obligatorias, se ha diseñado un nuevo modelo de educación plurilingüe que cree en el fomento efectivo de la lengua minorizada, el valenciano-catalán. Podría seguir, pero creo que queda ilustrado el cambio que ha habido en la administración educativa de mi tierra. Curiosamente, la gestión económica de los centros, cuya normativa es de 1995, sigue vigente (y muy desfasada en algunos aspectos). Otro aspecto a mejorar es la hipertrofia de legislación producida: casi imposible estar al día en todo.

Releyendo el artículo de 2015, no puedo evitar la sensación que tiene el personaje de Bill Murray en "El día de la marmota" al revivir el mismo momento una y otra vez. Reconozco que me gusta más el mito de Sísifo, al que aquí he aludido alguna vez (es lo que tiene llevar un blog desde marzo de 2012). Me confesaba cansado, decepcionado con el trato político a la educación española. Cómo expresar las sensaciones en 2022, con la insensata LOMLOE ya en vigor. Por si alguien me cree nostálgico de la LOMCE, puede revisar los artículos que escribí razonando mi rechazo a aquella ley y a su ministro, que ha desaparecido de la vida pública (sin que lo eche de menos, la verdad). Tampoco soy amante de la LGE y la EGB. Hay que especificar esto porque últimamente si no se está con la LOMLOE, parece ser que hay que estar con todo lo anterior. 

Y no es así. Una de las tristes constataciones de 2022 es la absurda, dañina e ineficaz polarización de posturas en el claustro docente, en el debate educativo en Twitter. Y, como en el cuento de los clavos y la valla, el desenlace dejará marcas. De hecho, ya se han ido muchos que compartían sin querer imponer, cansados de tanto alboroto desagradable. Han dejado Twitter o estan en silencio, participando mucho menos de lo que lo hacían. Yo mismo me planteo si tiene sentido exponerse y que caigan por todos los lados (o casi todos). Si el bloqueo preventivo ha venido para quedarse o he de afiliarme a un bando obligatoriamente, cuando tengo amigos en ambos y, además, una trayectoria profesional que me define, y que mi blog recoge ampliamente. ¿Por qué tengo que someterme a un escrutinio por parte de compañeros de profesión que cuestionan sin saber? ¿Vale la pena? Hemos adoptado las malas formas del debate político (si puede llamarse debate a ese lanzamiento de piedras al grito de "Y tú, más") y hemos perdido, no sé si irremisiblemente, la capacidad de cooperación desinteresada.

Lo más penoso es en Twitter que ya no se puede opinar de nada, ni de fútbol, sin temer las consecuencias en forma de insulto. Parece ser que lo progresista era querer que Argentina y Messi ganaran el Mundial. Me ha costado unos cuantos unfollows y algún bloqueo opinar lo contrario y pensar que había interés de FIFA por un desenlace en ese sentido, que Argentina y su capitán ganaran, como fuera, el Mundial. Hasta ahí, perfecto, si hay quien decide dejar de seguir, es perfectamente asumible, aunque sea por el mundial, que dentro de quince días recordaremos vagamente. Lo que no acepto es que haya quien, desde cuentas anónimas, cuentas B o C, no sé, se dedica a insultar gratuitamente, o a asignar sentimientos como "odiar a muerte" a un jugador por no seguir la corriente absolutoria de todo lo que hace. O peor aún, por criticar a una divinidad del planeta fútbol. Todo ridículo, pero así está Twitter; infantilizado y gamberrizado.

Dejemos Twitter, que en el fondo representa a una parte pequeña del profesorado en España, y menos va a representar con esta deriva. Respecto a 2022, ha sido el año de la apresurada y hasta cierto punto caótica aplicación de la LOMLOE, con curricula autonómicos publicados en agosto, septiembre... o  todavía esperando en algunas CCAA. El lema del ministerio ha sido "Deprisa, deprisa". ¿Por qué? Porque se tiene la expectativa de un posible cambio de gobierno central, que paralizaría una vez más esta reforma, como pasó con las dos anteriores. Había que hacer el cambio como fuera. Y la ministra del ramo, más dedicada a la portavocía de su partido que al ministerio. Así, difícil lo van a tener.

Paradójicamente, al no tener todavía la programación según la reforma, con sus situaciones de aprendizaje de las que emanarán las competencias específicas, muchos docentes han recurrido, más que nunca, a lo que propone el libro de texto, que se ha "adaptado" a LOMLOE en un santiamén, casi milagrosamente. O sea, que la primera consecuencia de la ley, en el universo real, es que se use más la programación de las editoriales.

Para otro día dejaremos un posible calendario razonable de aplicación de la reforma, algo que ya no se podrá hacer. Un cambio tan profundo en la programación y diseño curricular requería de mucho más acompañamiento, además de una campaña de persuasión de sus bondades. Ni lo uno ni lo otro.

El día del libro, o un libro cada día

  El origen de este artículo se debe a un mal funcionamiento de internet. El domingo 21 de abril entré a las Charlas Educativas en Twitter y...