sábado, 10 de febrero de 2024

Sala de profesores: un retrato con sombras

Retomamos el blog con uno de sus epígrafes de más éxito, cine y educación. A lo largo de los ya casi doce años de esta aventura de opinar sobre lo educativo, han sido muchas las películas reseñadas aquí, como podéis comprobar al seleccionar la etiqueta del mismo nombre.

Hoy abordamos una película que es plenamente escolar y trata una cuestión educativa, que transcurre en un centro de secundaria con profesorado, alumnado, familias. Podemos reconocer la arquitectura del lugar, las aulas, las reuniones, los demás espacios. Se trata de la película "Sala de profesores", de reciente estreno en España y que es candidata a los Oscar de Hollywood por Alemania. Está dirigida por Ilker Çatak y Leonie Benesch es su actriz principal.

Protagonizada por Carla Nowak, una joven profesora de matemáticas y de Educación Física, parte, como tantas veces, de un hecho menor: se producen pequeños robos en un instituto alemán. El equipo directivo se moviliza, pensando que hay alumnado implicado.

Carla, tomando la iniciativa, descubre a la persona que roba en la sala de profesores. Ese descubrimiento tendrá graves consecuencias para ella, para la persona ladrona y para el conjunto del alumnado de primer curso. Se plantea un conflicto de afinidades, a quién creer y a quién seguir.

La trama es un tanto confusa, ya que sitúa una relación familiar en el centro de la historia, pero nos aparta el foco de la misma. Toda la acción ocurre en el instituto. No sabemos de la vida de los profesores cuando terminan su jornada laboral: si están casados o tienen pareja, si están solos, si les gusta el fútbol o la música clásica. 

Así va avanzando el conflicto, con zonas de penumbra intencionada. Se centra mucho la acción en dos espacios: el aula de primer curso donde Carla enseña, y la sala de profesores, lugar de debates no siempre calmados sobre qué hacer en dicho conflicto.

Es de agradecer que aparezcan situaciones que reconocemos en un contexto escolar. El alumnado resulta muy creíble, representando las tensiones y alianzas propias de una clase de preadolescentes, que todavía no han dejado del todo la infancia y tampoco han llegado a la plena adolescencia: un tiempo de vulnerabilidad, sin duda.

La profesora tiene claros sus objetivos: intenta enseñar sin dejar a nadie atrás. Busca crear un buen clima en clase y se nota que ama su trabajo, además de tener el impulso de la juventud. No le importa demasiado encajar en el instituto, no es su prioridad. Pero el empeño de la narración en convertirla en una heroína acaba desdibujando el personaje, a mi entender. En algunos momentos de la película, me resultaba poco creíble la reacción de Carla, quien se ve inmersa en una confrontación que ella no ha buscado.

Hay momentos estereotipados, como la reunión con las familias, en los que se echa de menos más habilidad de Carla... y un poco más de mala leche al defender su postura. Detrás de todo lo que ocurre hay una persona manipuladora que no tiene ningún reparo en utilizar cualquier medio para hacer daño a Carla. Pero nos cuesta entender el quijotismo de la profesora, desbordada por lo acaecido y preocupada por la repercusión en Oskar, un niño de su clase que se debate en una doble fidelidad, hacia su familia y hacia la profesora.

No cuento más porque no quiero destripar la historia. El film se deja ver, sobre todo porque reconocemos la vida escolar, el momento del café en la sala de profes, las puyas entre compañeros de clase, las dudas de Carla sobre cómo gestionar el aula. Sin embargo, esa reducción de la historia al ámbito del instituto, sin explicarnos más cosas, malogra un tanto el resultado. Los docentes no somos solo profesores, y no somos profesores de una manera concreta porque sí. Nuestras vivencias como alumnado, nuestras expectativas profesionales, la concepción que tenemos de educar, incluso cómo nos va en la vida personal, influyen en nuestro desempeño.

Es una película con toques de intriga, que retrata bien el sistema escolar, pero que deja un sabor de boca un tanto amargo, al ver el poder de manipulación de alguien sin escrúpulos que obliga a tomar partido y que se aprovecha del descontento del alumnado, poniendo a la profesora en el centro de la polémica. El episodio de la revista escolar es revelador: se busca la confrontación, la crítica al sistema. Me llama la atención la frase del alumno periodista (atribuida a George Orwell): "El periodismo es publicar algo que alguien no quieres que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas." Carla cae en esa trampa, incapaz de ver el conjunto, inmersa en su propia historia con su grupo de alumnos. Es utilizada para ir contra la dirección, que se muestra de una manera aséptica en el conflicto.

Técnicamente está bien rodada, optando por un uso natural de los espacios, de la luz, y centrando mucho la cámara en la actriz que interpreta a Carla, que hace un trabajo notable mostrando cómo se va transformando a medida que los hechos la superan. La música, en cambio, es poco afortunada, incidiendo en los momentos de tensión, buscando, entiendo, aumentar la sensación de desasosiego.

Personalmente, agradezco que lo educativo vuelva a ser objeto de interés cinematográfico, aunque el resultado no sea redondo. Por eso mismo, recomiendo verla.



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