jueves, 25 de abril de 2024

El día del libro, o un libro cada día


 El origen de este artículo se debe a un mal funcionamiento de internet. El domingo 21 de abril entré a las Charlas Educativas en Twitter ya que hablaban sobre el Día del Libro y, por extensión, de las prácticas de animación lectora.

Pues bien, primero desde mi portátil y después desde el móvil, me fue imposible hablar o, mejor dicho, que se me escuchara. A pesar de los intentos de Ingrid, siempre tan amable, no hubo manera. Así que he pensado que podría dejar mis impresiones aquí. Además, se me entenderá mejor que de viva voz, espero.

La pregunta que daba origen al debate era sobre cómo se celebra el Día del Libro en los centros escolares, si era de manera adecuada o no, a juicio de los docentes participantes. Por cierto, una mayoría de votantes considera que no se celebra de manera productiva. Un marcapáginas no es, desde luego, una aportación destacada para la lectura. En mi caso, tenemos marcapáginas desde octubre, porque llevamos leyendo libros en clase y en casa todo el curso. Podríamos hacer otro más cuqui, pero no sé yo. 

Interesante propuesta lectora en una barbería
de Borriana: libros breves mientras se espera

Un Día del Libro que no aumente la lectura del alumnado y el gusto por la misma no sé yo si vale la pena. Como en otros acontecimientos escolares (Día de la Paz, 8 de marzo, sobre todo) la perspectiva es importante. Si se muestra lo que se hace durante el año, el trabajo está casi hecho. Por el contrario, elaborar materiales descontextualizados para salir del paso nos aboca, con facilidad, a pintar palomas y arcoiris o a elaborar puntos de lectura o llevar un distintivo morado. 

Está claro que debemos adaptarnos a nuestro alumnado y sus edades, y que lo visual tiene atractivo para ellos. Pero quedarnos solo en eso no tiene relevancia, no cambia nada, simplemente ocupa un tiempo. Saber por qué se celebra un día contra la violencia machista el 25 de noviembre no cuesta tanto. Pintar mariposas está bien, pero saber quiénes fueron las Mariposas, las hermanas Mirabal asesinadas por un cruel dictador centroamericano está mejor. Y reflexionar sobre situaciones reales de violencia contra la mujer sería ya fantástico. Adaptando la visión a la edad de las clases, por supuesto. El debate sobre forma y contenido, una vez más. 

En esta escuela postmoderna, no podemos hacernos muchas ilusiones en que la celebración tenga sentido verdadero. Es tan perentoria la necesidad de mostrar la fiesta, de sazonar el calendario de celebraciones, que la tendencia ha venido para quedarse, cómodamente instalada en las redes sociales. La forma se impone, tantas veces, al contenido. Es lo que llamo la folklorización de las causas. El Día del Libro no es una excepción.

Primeramente, me gustaría comentar que el 2 de abril es el día de la LIJ, coincidiendo con el nacimiento de Hans Cristian Andersen, el cuentista danés originario de Odense. Es un día muy adecuado para celebrar una fiesta escolar en infantil y primaria, que pueden mostrar un carácter propio en esta ocasión, ajustando la fecha a su realidad: el libro infantil. Algunos tímidos esfuerzos se han hecho, pero hay dos factores en contra, a mi entender: la fecha puede coincidir con las vacaciones de Semana Santa, por un lado; y ese mismo día se celebra el día para la concienciación del TEA, que va ganando protagonismo. 

Sea el 2 o el 23 de abril, en primavera se celebra el amor por los libros. En el debate aludido anteriormente han salido iniciativas relevantes: intercambio de libros, en forma de feria o de bookcrossing, visitas de autores, recomendación de libros por parte del alumnado o de familias... Hay muchas y válidas. Por mi parte, comentaré alguna que me parece interesante. En Borriana, mi anterior destino, se aprovechaba esta semana para visitar la biblioteca municipal. Todos los grupos de 2º EP de la población dedicaban una mañana a conocer las instalaciones, especialmente el área infantil. Una colaboración necesaria y fructífera, la de la biblioteca pública y la escuela, que deben cooperar desde el conocimiento mutuo. Porque al final, lo que importa es crear lectores. Si se construyen sinergias y se aprovechan, el resultado será mejor para todos.

Este año, en mi centro actual se ha distribuido una plantilla con espacio para dibujar o insertar una foto de una portada de un libro que haya gustado al alumnado. Al lado, un breve comentario sobre la obra, explicando por qué les ha llegado y, si quieren, dando razones para que otros lo lean. Con las aportaciones de todos, se ha realizado un mural a la entrada del centro.

Me parece una actividad adecuada porque promueve la reflexión sobre las lecturas efectuadas y afirma el hábito lector desde otra perspectiva, la de compartir un título cuya lectura les ha hecho disfrutar.

No me gustaría terminar sin hacer mención del papel fundamental que debe tener, a mi entender, la biblioteca escolar en toda celebración que guarde relación con la lectura. Como dije hace tiempo aquí, la biblioteca escolar es el corazón de la animación lectora. Y lo sigo pensando.

Un éxito de animación lectora es que el alumnado pida ir a la biblioteca del centro, que lo viva con normalidad y, mejor aún, con ilusión. La biblioteca de aula y la de centro son complementarias y ambas son necesarias, porque abren la puerta al universo de los libros. Dejémosla abierta.

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