Uno de los temas constituyentes de este blog es la relación entre el cine y la educación. Ya son unos cuantos los artículos dedicados a películas que, por su interés en el tratamiento de la educación, o por su utilidad en el aula, se han publicado en estas páginas. Retomamos hoy esta tradición a propósito de una película francesa que, desgraciadamente, ha pasado bastante inadvertida en nuestro país: La profesora de historia, cinta estrenada en la primavera de 2015, digirida por Marie-Castille Mention-Schaar y protagonizada por Ariadne Ascaride. Se basa en hechos reales.
La historia sucede en el instituto de secundaria "Leon Blume" de la periferia de una ciudad francesa. En una clase heterogénea de segundo curso conviven alumnos musulmanes, cristianos, indiferentes, judíos, con distintas circunstancias familiares y diversas expectativas académicas. Hay pocos alumnos motivados (los que se sientan delante) y la mayoría vive el aula como un lugar en el que pasar el tiempo, sin más complicaciones. Me gusta el realismo de la convivencia en el centro, los enfrentamientos, el lenguaje descarado de los estudiantes y la dificultad para llegar a ellos del profesorado. No es un centro fácil, en verdad.
Anne Geguen es una profe de historia que da clase a estos alumnos. No parece un alarde de innovación: dicta sus clases, se ajusta al programa, pero no grita, conoce el nombre de todos, tiene paciencia para solucionar las situaciones cotidianas de tensión en el aula y fuera de ella. La película, al contrario que Diarios de la calle, por ejemplo, no se centra en ella, no la convierte en una heroína como la Hillary Swank de la película norteamericana (con la que guarda evidentes semejanzas, entre ellas el tema de la Shoah, el genocidio judío). La trama se centra, afortunadamente, en los alumnos, sus dificultades y los problemas que enfrentan.
Cartel de la película, tomado de www.filmafinity.com |
Como decimos, la historia no presenta una profesora extraordinaria; se atreve a hacer más que los demás, ciertamente: lleva a sus alumnos de visita, no le disgusta estar con ellos fuera de clase... Tiene una mirada humana, cree que su trabajo es educar, no sólo formar o transmitir conocimientos a partir del libro de texto. No cuento mucho más, espero que podáis verla y disfrutarla. Me sobra el exceso de música para realzar escenas ya suficientemente emotivas, recurso que resulta facilón en una película bien rodada, con buenas interpretaciones y un inteligente manejo de los planos, dejando que fluya la narración y que se centra en el aula como escenario principal de la interacción.
El paso adelante de Anne supone, también, un desafío para los alumnos, que han de cambiar su rol más pasivo para pasar a ser investigadores, organizadores, colaboradores... y superar también sus miedos, sus reticencias a trabajar con "los otros", los que tienen otro credo, otro color de piel o, simplemente, otras expectativas sobre su desempeño académico. Además, nos permite revisar el sufrimiento de la población civil perteneciente a minorías como la judía o la gitana durante la ocupación nazi de gran parte de Europa. Muy recomendable.
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