martes, 19 de abril de 2022

Explorando a los Albers: una práctica en educación plástica

 

Laberinto basado en Anni Albers,
alumna de sexto EP

Hace unos días realicé una petición en Twitter acerca de temas para escribir en el blog. En el artículo anterior a este explicaba mi cansancio acerca del panorama educativo español, y la necesidad de escribir sobre temas aledaños, no tan trillados tras diez años de blog y muchos más de desidia gubernamental en educación. He de decir que me sorprendió agradablemente la participación de colegas docentes y de otros ámbitos profesionales, y he tomado buena nota de varias aportaciones relevantes. Aprovecho para agradecer públicamente esta generosidad.

Hoy voy a hablaros de una experiencia que he realizado con los dos grupos de sexto de primaria a los que doy clase de educación plástica en inglés, Art and Crafts. Siguiendo mi costumbre, aprovecharé esta circunstancia para reflexionar sobre el arte en la escuela, su planteamiento y necesidad de repensarse cada cierto tiempo.

Garabato basado en Keith Haring,
alumna de 6º EP

En la Comunidad Valenciana, hace unos años se implantó el PEPLI, programa de educación plurilingüe e intercultural, de manera prescriptiva en todos los centros. Se intentaba así aumentar las horas de inglés en la educación obligatoria, al tiempo que equilibrar valenciano-catalán y castellano. En infantil y primaria la propuesta se concretó con la incorporación de una asignatura en inglés, que podía ser EF, Música o E. Plástica. Cada centro usó sus recursos y en muchos de ellos, la plástica pasó a ser dada en inglés por un docente habilitado. Eso supuso, por desgracia, que muchos tutores dejaron de dar esta área tan útil, tan afectiva, en primaria. En artículos anteriores he criticado esta pérdida, pero la tendencia es a seguir igual: dedicar sesiones del profesorado de inglés (o habilitados) para dar plástica. Ciertamente, se liberan horas de tutoría, pero creo que no compensan la situación.

Algunas creaciones sobre Anni Albers

Este curso, como tutor de sexto de primaria, he dado Art and Crafts a los dos grupos del nivel. A partir del decreto curricular en vigor, que establece tres grandes apartados en el área, dedico un trimestre a la figura humana, otro al color y un tercero al dibujo geométrico y la simetría, además de trabajos para la navidad, el día de la paz, carnaval... No llevamos libro de texto (comprar un material de 35 euros para hacer todos lo mismo, no lo veo). A partir de la programación, busco materiales adecuados. En el primer trimestre trabajamos con Keith Haring, con resultados sorprendentes por su calidad, que he ido subiendo a Twitter e Instagram.

En el segundo trimestre, para el color, suelo recurrir a Piotr Mondrian, en ocasiones a Rothko (no este curso), a Munch... En Twitter me llegó el nombre de Josef Albers, de quien no sabía nada, la verdad, aunque sí me interesa la Bauhaus y he estado en Dessau, donde se encuentra la sede de este movimiento arquitectónico y de diseño de los años 20 del siglo pasado (hasta que llegó el nazismo al poder). 

Busco información sobre Albers y veo que además de su obra, también su esposa Anni tiene aportaciones interesantes e incluyo a ambos en el mes de febrero, tras una introducción general al color; por lo menos, que el alumnado salga de primaria sabiendo la rueda del color, los primarios, secundarios y complementarios, y la posibilidad de utilizarlos convenientemente para crear contenidos estéticos.

Además, con Albers no van a pintar, sino a recortar y diseñar creaciones geométricas basadas en la obra de la pareja. Para ello, hago una entrada en el blog de aula que les centre y les ayude a ver los cuadros y tejidos de los autores alemanes. También, una aproximación a su vida, a la Bauhaus y al exilio de tantos alemanes que, por sus ideas o por su ascendencia judía, o por ambas, debieron abandonar su país para ir mayoritariamente a Estados Unidos.

Algunas creaciones sobre Josef Albers

Los resultados, una vez más, me sorprenden para bien. Algunos alumnos, eso sí, terminan rápido copiando (no literalmente) piezas del "Homenaje al cuadrado" de Josef Albers; aún así, han de elegir colores, medir, recortar, montar, ver el resultado... Otros se esfuerzan mucho, crean, se divierten: hacen arte, en su medida. Con Anni Albers sucede lo mismo: no tan geométrica, más libre, inspira laberintos, cruces, repeticiones de gamas monocromáticas...

Hasta aquí, un planteamiento didáctico no demasiado complicado, ayudado por la experiencia docente de otros cursos. Pero, además, veo en la red que a partir del 24 de febrero, en IVAM Valencia, hay una exposición de la pareja que hemos estudiado. Y nosotros vamos a Valencia con 5º y 6º de primaria, aunque el museo no está en nuestra visita. Hablamos, realizamos cambio de fecha y de itinerario, y el 30 de marzo visitamos, como final de la salida, la exposición de los Albers en el IVAM. Sorpresa, alegría, miradas y comentarios de "Pero si es lo que hemos hecho en clase." Y descubren, casi todos ellos por primera vez, un espacio museístico cercano.

Anteriormente, había hecho un planteamiento similar con un grupo de cuarto de primaria en mi centro anterior, el José Iturbi de Borriana, con la obra del exponente del art brut, Jean Dubuffet: también fue una experiencia que recordarán, seguramente, los niños de aquel año: el arte en clase y en el museo, llevando a cabo la doble vertiente de abrir el aula y salir de la misma, que son las opciones más adecuadas para dotar de interés a lo que hacemos en la clase, más allá de la repetición y rutinización que tanto daño nos hace como miembros de la comunidad educativa. Atención, no confundamos rutinización con adquisición de hábitos: hay una gran diferencia.

Por último, creo que plantear caminos para descubrir el arte de nuestro tiempo, o de cualquier época, es un requisito de la escuela del siglo XXI (tal vez lo ha sido siempre). Pero en un tiempo de eclecticismo, de múltiples formatos y de mercantilización casi absoluta de la experiencia estética formal, se hace más urgente enseñar a mirar, ayudar a ver lo valioso y a crearse un criterio estético propio, más allá de las corrientes mayoritarias que también están en la escuela. Picasso está bien, pero también lo está Matisse, y es mucho menos estudiado. No convirtamos el arte en la escuela en un cliché más, en un tópico más. Investigar y arriesgar también forman parte de nuestra tarea docente.

Visión de conjunto de los trabajos sobre Josef Albers y su "Homenaje al cuadrado"


sábado, 16 de abril de 2022

Panorama desde el puente: El desaliento

 Confieso mi cansancio. No con el blog, que nunca he visto como una obligación, aunque sí he seguido una disciplina mínima para que no quedara, como tantos otros, en el olvido por inacción del autor. Sin embargo, a día de hoy solo he publicado un artículo en 2022, y ha sido sobre una interesante jornada formativa a la que asistí en Valencia.

Para escribir un artículo necesito tiempo y tema, como he dicho otras veces. Y la verdad es que el segundo elemento me supone un problema. Miro los muros de la patria mía, como Quevedo, y no levanto cabeza. Así que tomo prestado el título de la obra teatral de Arthur Miller, que vi hace muchos años, para coger perspectiva y plantear algunos asuntos que podrán desarrollarse en futuras entradas.

No quiero hablar de una reforma educativa cutre, poco pensada, hecha a la contra y, sobre todo, ineficaz.  Y además, ni siquiera se ha elaborado un texto nuevo, sino que continúa el refrito insufrible a partir de la LOE de 2006. Mala y perversa era la LOMCE, que aplicaba las políticas neocon de Bush hijo cuando ya se había visto que no funcionaban. De hecho, nadie se acuerda de Wert (ni en el Partido Popular); pero esta reformita muestra goteras por todas partes. Al final, cambio de curriculum, renovación de libros, gasto enorme para administración y familias. Y qué poco cambiará.

El sistema educativo tiene la piel del rinoceronte, y los cambios le afectan poco si no surgen desde abajo, desde el aula hacia arriba. Hemos visto ejemplos magníficos de adaptación a las necesidades que iban apareciendo: la atención al alumnado inmigrante, por citar un caso, fue buena muestra de que el profesorado con ganas saca las cosas adelante, colabora, se mueve. De eso han pasado ya veinte años, puesto que la inmigración masiva en España empezó con el cambio de siglo. Muchos de nosotros hemos sido testigos, y actores, de ese proceso. Luego vinieron los planes de acogida prescriptivos, respuesta de la administración, que en algunos casos, como en el valenciano, ha reglamentado exhaustivamente el protocolo de actuación. Lo que ocurre es que no se comprueba, por regla general, si se aplica fehacientemente en la realidad. Cada centro, como bien sabemos, es un mundo.

Por tanto, de la reforma efímera llamada LOMLOE, no tengo más que decir. Será efímera porque durará hasta que los conservadores lleguen al poder. Poco se habla de la desgracia endémica de este país que no alcanza acuerdos duraderos en política energética, en asuntos exteriores o en educación, temas todos considerados "de Estado". Parece ser que se ha aprendido poco de los dos últimos siglos en España, aunque es verdad que la democracia se ha asentado y la confrontación es solo política, con unas reglas del juego aceptadas por la gran mayoría. Pero falta grandeza, sin duda. Y si me apuran, diré, recordando a Andreotti, que manca finezza.

El debate docente es una caricatura, la más de las veces. Y nos hemos quedado en los temas de siempre, en el libro de texto o tal o cual metodología en el aula, cuando hay otros asuntos que requieren atención e intervención. Pedimos cooperación al alumnado pero nosotros somos reacios a ejercerla. La falta de coordinación es una de las grandes lacras del sistema educativo español, junto con el aislamiento docente, al menos así ha sido históricamente. Y una propuesta que intenta superar ese panorama y reducir la complejidad en los primeros cursos de la ESO, los ámbitos de aprendizaje, es puesta en cuestión con argumentos en favor de la calidad de la enseñanza. Ojalá muchos de los profes de secundaria con plaza definitiva que ahora claman contra los ámbitos estén dispuestos a bajar a primero y segundo de ESO a solucionar ellos esa falta de calidad. Porque esa es otra, la transición de primaria a secundaria también tiene su plan prescriptivo, pero la realidad... es mejorable. En ambas etapas. Y habrá que dar soluciones, en primaria y en secundaria. Dicho esto, reconozco que mi conocimiento del tema de ámbitos es parcial, y me aproximo al mismo con cautela. 

Me consta que algunos centros están aplicando ámbitos y comprobando que funcionan, con profesorado y alumnado satisfechos. El paso de una docencia centrada en un tutor en sexto de primaria (mi curso este año) a diez u once profesores distintos se ha mostrado como una dificultad evidente en esa transición. Y los ámbitos son una propuesta para mejorar eso; también se puede aumentar la coordinación entre el equipo docente del primer ciclo de secundaria, para evitar situaciones como que un grupo tenga dos controles el mismo día. La micropolítica, una vez más; la organización escolar, si se quiere. También leo, en Twitter, opiniones contrarias a los ámbitos y a su implantación en primero de ESO en todo el sistema educativo valenciano.

Por otra parte, que existan criterios más allá de la antigüedad en el centro para elegir docencia en determinados cursos no me parece mal, la verdad. La enseñanza es una tarea grupal, en la que unos construyen sobre lo que otros han hecho, y el resultado es evidentemente compartido. Y, como decía un profesor mío en el doctorado, el derecho a la educación de su hija no debería ser cuestión de suerte. En este sentido, hay docentes mejores y no tan buenos, pero todos estamos sujetos a una normativa y unas exigencias como funcionarios y como profesionales. Decir que las condiciones son malas está bien y es necesario, porque es verdad tantas veces; pero hacer todo lo que se pueda, también. La cuestión, claro, es definir ese "todo lo que se pueda". Desde la dirección al bedel, pasando por el claustro. Ah, y un detallito de nada... con la supervisión efectiva de la inspección, esa desconocida.

Pero confrontando solamente, no avanzaremos. Lo vemos en las TIC, por ejemplo. Si el debate se reduce a echarse en cara que no se usan suficientemente, ¿no se refuerzan posiciones, sin más? La cooperación docente, el echarse una mano, ¿dónde quedó? Tantos compañeros que no usan las TIC a menudo, ¿lo harían con ayuda? ¿O están dispuestos a no practicar la competencia digital del alumnado en las aulas?

La gran cuestión en este inicio de siglo XXI, en educación y en la sociedad, es cómo tratar con la complejidad, con la diferencia, con la diversidad. Y sí, también nos tenemos que preocupar por el nivel de conocimientos y el conjunto de actitudes de nuestro alumnado; no hacer eso en aras de una supuesta atención más amplia es, simplemente, una trampa en el solitario. Todo lo anterior redunda en una exigencia mayor hacia el profesorado, una mayor carga de responsabilidad, y una posibilidad real de acabar quemados o de engrosar las filas del cinismo sin asumir nuestra parte. Y la cuestión vuelve a ser: ¿cuál es, exactamente, nuestra parte, en una sociedad tan inestable en tantos sentidos? De esa respuesta depende todo. 

Sobre IA en educación: reflexiones desde Vila-real

  A principios de marzo se celebraron unas jornadas educativas en Vila-real, localidad donde trabajo desde hace ya cuatro cursos. El tema er...