lunes, 16 de marzo de 2015

Pongamos que hablo... de las TIC

Hoy, 16 de marzo, este blog cumple tres años. No he encargado tarta, aunque me gusta el dulce. En lugar de tan suculenta alternativa, he decidido tratar un tema sobre el que no he reflexionado directamente en estos mil noventa y cinco días. Me refiero a la innovación educativa asociada a las tecnologías de la información y la comunicación, las TIC. El tema da para tanto que éste será el primero de una serie de artículos, esparcidos en el año que empieza el blog hoy mismo.
Educar en tiempos inciertos no es un espacio sobre TIC, evidentemente. Ha querido ser un ámbito de reflexión y de debate con argumentos acerca de la vida en las aulas, por usar el título de la obra de Philip Jackson que supuso un cambio en la investigación educativa, Life in classrooms. Nos hemos fijado en aquello que configura la educación formal y que forma parte ya ineludible de mi vida profesional, afortunadamente. Y dentro de ese amplio espectro de temas, la organización escolar, el profesorado y la didáctica de la lengua han sido objeto de análisis de manera continuada.
Tomada de
http://gizartehizkuntza.wikispaces.com/TIC+Y+WEB+2.0
Las TIC están en la escuela, aunque no han asumido un papel predominante ni protagonista, a mi entender. Su presencia ha adoptado distintas formas, desde la informatización de los actos administrativos, la implantación de aulas de informática, hasta la situación actual, con la generalización de recursos en las aulas y la facilidad de acceso a internet en la mayoría de centros. Y, así y todo, no afirmaría con rotundidad que son parte fundamental del binomio enseñanza-aprendizaje. Como le oí hace unas semanas al gran Toni Solano, las TIC han pasado de moda sin usarlas en educación (algo así vino a decir con su mordacidad habitual). Lo cierto es que se puede seguir dando clase sin emplear las TIC, con la pizarra tradicional, la de la tiza que deja rastro en las manos y el pantalón del docente, o con la blanca y rotulador no permanente. Y, según tengo comprobado, hay quien ni siquiera utiliza la tiza, fiándolo todo a una comunicación oral que ejerce sentado tras la mesa de profesor y, normalmente, tutorizado por la presencia del libro de texto, auténtico protagonista de la enseñanza. Como decía Jaume Martínez Bonafé, profesor de la Universidad de Valencia, hay docentes que renuncian a su voz para dejar que hable el manual, y a más libro de texto, menos profesor.
Pero claro, esa pedagogía tiene un coste, que es el aburrimiento del alumnado a etapas cada vez más tempranas. Y me atrevo a decir que también el docente se aburre (lo que constituye la antesala de la apatía). No criticamos la oralidad -otra gran olvidada de nuestro sistema- pero sí el verbalismo, la excesiva dependencia de la voz del profesor, que es, tantas veces, el eco de lo que han pensado otros, al confeccionar el libro de texto, la verdad en doce o quince unidades didácticas prácticamente iguales.
Las TIC son una alternativa a ese estado de cosas, al proporcionar, sobre todo, otras maneras de proceder, de presentar la información o de encontrarla. Pero, per se, no constituyen una garantía de renovación, ni de innovación. He encontrado materiales on-line que podrían estar perfectamente en papel, ya que reproducen prácticas de comprensión lectora basadas en la opción múltiple de respuestas, lo cual no es ningún avance metodológico, y la diferencia estriba en usar un ratón o cursor en vez de un lápiz. Resulta más interesante la ludificación que ofrecen muchas actividades en áreas diversas, desde formar una flor con sus partes utilizando un puzzle interactivo a practicar las tablas de multiplicar pinchando globos, pasando por todo un abanico de opciones que permiten, en mayor o menor medida, llevar a cabo aquel anhelo de Baltasar Gracián, nuestro gran ilustrado, enseñar deleitando. Si a esto unimos la enorme variedad de información de que disponemos en la red, nos encontramos ante una manera privilegiada de unir escuela y realidad, y de llevar la educación formal a la actualidad, superando ese retraso de décadas que se le achaca desde hace tiempo.
La peculiaridad de la escuela española, su incorporación tardía a las corrientes renovadoras de la Escuela Nueva, añaden dificultad a la aceptación de las novedades, sobre todo metodológicas. Recuerdo, siendo niño, a mis profesores con las manos manchadas de tinta de las multicopistas, un avance importante. Luego vinieron las fotocopiadoras y la impresión desde el ordenador. Desaparecieron prácticas como el dibujo en la pizarra hecho por el profesor, o dictar las actividades. Pero, ¿ha habido un cambio metodológico profundo, aquel que propugnaba, tal vez ingenuamente, la LOGSE? Las TIC por sí solas no aseguran ese cambio; son un factor que lo posibilita. Además, como recuerda Jordi Adell, una tecnología nueva tiende a imitar los usos de la anterior, hasta que se desarrolla una metodología adecuada, que permite un uso también novedoso.
Quizás ya deberíamos estar en ese estadio, considerando que los primeros ordenadores aparecieron en los centros educativos hace veinticinco años, y que las aulas de informática son una realidad con décadas de presencia en la escuela. Otra cosa es su uso y disfrute, la utilidad que se da a esos recursos, quién los tutoriza y qué políticas concretas de capacitación del profesorado se han seguido para que sean autónomos en el uso de los recursos a su alcance. Y además, los docentes que se incorporan al sistema educativo ya pueden considerarse nativos digitales, que no han de hacer grandes esfuerzos por conocer las herramientas informáticas más comunes.
No es cuestión de ser experto en redes sociales, programación, linux... Crear y administrar un blog de aula es relativamente sencillo. Una red escolar como Edmodo permite un uso muy asequible. Buscar actividades gratuitas y listas para realizar en el aula cuesta un rato, lo mismo que puede costar buscar una ficha de lectura entre los materiales de nuestra estantería en el aula. No se trata de estar al día en todo, sino de ponerse, trastear, preguntar, equivocarse... En una palabra, incorporar las TIC a la práctica para facilitar el aprendizaje. Como decíamos antes, dándole un valor distintivo, un valor añadido a la actividad que se realiza sin las TIC. Como se dijo en un encuentro educativo: Lo que podría hacer Freinet hoy usando las TIC, teniendo en cuenta lo que consiguió con tan escasos medios hace setenta años. Ese debería ser el modelo a seguir.

3 comentarios:

  1. Sobre la premisa de que la innovación tecnológica conduce necesariamente al cambio educativo, se conectan las escuelas a Internet y se llenan de ordenadores, tabletas, pizarras y materiales digitalizados. Paralelamente se crean plataformas de aprendizaje y bancos de recursos digitales, mientras que las grandes empresas de la telefonía o la informática otorgan premios y financian congresos en los que se habla de Educación Disruptiva.
    Pero pasan los años y la disrupción no se consigue, posiblemente porque no puede conseguirse reformando lo que ahora se tiene, intentando mejorar un modelo que en esencia se da por bueno. Y se ofrecen como disruptivas las mismas prácticas de siempre, en las que solo cambian la herramienta que se usa o la estrategia que se emplea, pero no se cuestiona el fin que se persigue.
    Lo disruptivo no consiste en encontrar la mejor tecnología para desarrollar los contenidos del currículo sino que reside en cuestionar que este currículo tenga que existir. Lo disruptivo es prescindir de cursos, espacios y horarios restrictivos, adaptándose a lo que demanden las circunstancias y necesidades de cada persona, cada momento y cada comunidad. Lo disruptivo es educar a cada persona en la posibilidad de elegir, de diseñar y comprometerse con su propio itinerario educativo. Lo disruptivo es formar personas lo suficientemente autónomas y maduras y disponer de profesores lo suficientemente preparados como para que esta elección pudiera funcionar. De esta manera se conseguiría que la escuela fuera un lugar al que cada cual accede en el momento más adecuado y que abandona cuando ha completado lo que podía o tenía que hacer en ella; sin necesidad de que el bagaje adquirido sea uno concreto y establecido de antemano, sino el resultado de una trayectoria, que tanto puede continuarse en otra escuela, como en una empresa, la universidad o cualquier otro lugar donde alguien tenga algo que enseñar.
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/disrupcion-educativa

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    1. Las TIC, sin duda, pueden ayudar, tanto en el aula como en casa, a personalizar el aprendizaje (objetivo que no se plantea, frecuentemente). Necesitamos un cambio metodológico en las aulas, que está al alcance de los docentes, para optar a cambios más profundos o disruptivos. Gracias por comentar, ya es una agradable (y agradecida) costumbre.

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  2. Hola. Me llamo Juan Antonio Pérez Bello. Sin duda, un texto muy interesante con cuyo contenido coincido en gran parte. Me gustaría aportar la idea de tener en cuenta, cuando hablamos de TIC, lo que a mi me gusta denominar las tres "c": creer en su aportación, comprometernos con su uso y ser competentes. Seguiré leyéndote con gusto. Gracias por tu trabajo.
    El uso de las tabletas en el aula común

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