Recientemente, la administración educativa valenciana ha propuesto la renovación en sus cargos a un importante número de directores en ejercicio (DOCV 23.01.12). Siguiendo la LOE, que deja abierta la posibilidad de renovar a los cargos directivos previa evaluación de su trabajo (vaya sorpresas nos depara el texto progresista, y no es la única), ya hace cuatro años que se inició esta práctica, no en todos los centros, de renovar sin permitir alternativas en los claustros.
En 2012, se ofrece a todos los directores la renovación, independientemente del número de años que lleven en el cargo. Eso posibilitará que, en algún caso que conozco, un director que lleva en el cargo desde el 97 acumule cuatro años más, esto es, que termine su mandato en 2016; un poquito más, y veinte años (que no son nada, como decía la canción). No vamos a entrar en valorar los méritos para tan dilatado mandato.
Estos hechos se califican por sí mismos. Por una parte, hay un discurso oficial que insiste en la búsqueda de la calidad, la excelencia educativa, los indicadores que marquen el camino... Por otra parte, no hay un interés por renovar los centros, permitir el acceso a docentes más jóvenes y preparados que puedan aplicar políticas educativas innovadoras.
La evaluación del trabajo directivo la llevará a cabo una comisión en la que no hay ningún representante del centro escolar. Dicha comisión está formada íntegramente por personal de la consejería de Educación, y su evaluación se basará en el proyecto de dirección (en este caso, una revisión del proyecto inicial con que se accedió hace cuatro años) por una parte; y además, tendrá en cuenta un informe realizado por el inspector de zona, quien "realizará las visitas al centro que sean necesarias y concertará las entrevistas con miembros de la comunidad educativa del centro que le conduzcan a una mejor evaluación". El problema es que puede considerar que no son necesarias muchas visitas. Hace cuatro años, en centros que conozco no apareció el inspector para nada, fue una renovación a distancia. Esperemos que, en esta ocasión, tengan a bien visitar los centros que supervisan. Aunque no soy muy optimista.
El claustro de profesores ya había visto disminuir su participación en la elección de directores con la anterior reforma. Si hacemos un poco de historia, el Consejo Escolar de Centro elegía al director. Posteriormente, se crearon comisiones mixtas escuela-consejería que optaban entre diversos proyectos, si los había, o refrendaban el único presentado. Esta manera de proceder sigue aplicándose en muchos centros, pero no en todos. Con esta resolución, el claustro no puede mostrar su opinión de manera oficial, sólo oficiosa y si lo requiere el inspector. Hemos perdido derechos democráticos, de participación en la gestión. Es más, somos tratados como menores de edad por una administración educativa que no cree en la capacidad de los docentes para gobernarnos y se considera en la obligación de nombrar a nuestros directores sin contar con nosotros. La inspección, que apenas pisa los centros (al menos en la C. Valenciana), decide el futuro de una escuela y de los que trabajan allí, al designar un director para cuatro años.
Sin embargo, no he visto grandes muestras de repulsa entre el profesorado. Parece ser que a muchos les da igual no poder opinar. En cambio, no poder elegir a quien tiene una importancia capital para el funcionamiento de una escuela es una merma fundamental para un docente.
Esto nos lleva al último punto: ¿cómo repercutirá en los centros esta manera vertical de elección? Si, como hemos dicho, a muchos les da igual, suponemos que no cambiará demasiado la situación. Y si, como reconocemos casi todos, la situación es bastante deficitaria, no se producirá una mejora. Se puede prever, por el contrario, que el sector más innovador y comprometido de los claustros, ese grupo que se forma, que tiene ganas de hacer cosas nuevas, se desvincule de un proyecto directivo que se basa, ante todo, en una decisión personal: continuar cuatro años más dirigiendo, sin tener en cuenta al claustro de profesores. Me consta que, en algunos centros, se ha pedido expresamente el apoyo del claustro y se ha sometido la gestión a votación secreta en claustro. Eso honra a quien se presenta a la reelección. Pero no es obligatorio hacerlo.
Para terminar, remarcaremos que se está perdiendo un gran potencial: el de muchos docentes que ven cercenadas las escasas posibilidades de promoción en esta profesión nuestra, y que tienen en mente cambios positivos para los centros (o al menos, piensan en el mismo como un lugar distinto a lo que ya hay). Y, por lo que se ve, lo que hay va a seguir durante cuatro años más.
Ánimo @salvaoret, llegará el tiempo en que todo esto cambiará, cuando se despolitice la educación y nos preocupemos más por ella y menos por realizar propaganda barata que no lleva a ningún sitio. Cuando dejen de hacer el paripé, aparentando que buscan calidad, y lo que realmente buscan es propaganda electoral. ¿Qué es lo fácil para ellos? Pues que continuen los que están, los que no reclaman nada a la administración, porque se han aposentado en "su colegio" y sólo esperan a que llegue su jubilación, terminando su carrera con honores.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu blog, seguro que nos aportarás muchas cosas interesantes, dale la dirección a tu director,....
Gracias, Óscar. Eres el primero que deja un comentario, y llevas razón en tus palabras. Pero claro, el tiempo pasa y uno se des-espera, viendo que casi nada cambia. Espero que el blog sea útil para poder reflexionar conjuntamente.
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